RETERRITORIALIZACIÓN
UNA PROPUESTA CONCRETA
La agencia crítica como apuesta de libertad guía todo mi planteamiento de taller pedagógico-artístico en el que se cruzan los sentidos de las exposiciones temporales o fijas del MNAC con las posiciones temporalmente excluidas de los internos y con nuestra presencia temporal como grupo de voluntades, voluntario.
Siguiendo a Hickey-Moody y Deleuze (2016; 2004), quiero observar y tratar de dar cuenta de los afectos y de las relaciones afectivas a fin de propiciar nuevas formas de mirar, relatarse, construirse y de aprender de forma colectiva. Valoro enormemente la importancia de los diversos factores que envuelven las propuestas colaborativas. No basta sólo con que la temática de las actividades interpele a nivel identitario para activar la participación, sino que hay que contemplar el afecto como un “embodied change” (Hickey-Moody, 2016:261), una relación entre fuerzas y formas corpóreas que promueven el cambio, los movimientos de los cuerpos y subjetividades alternativas a partir de bloques de sensación: las percepciones, o sensaciones de fragmentos físicos de la pieza artística, y los afectos contextuales y subjetivos que estas percepciones generan. Dichos bloques de sensaciones que acompañan al arte tienen una fuerza que nos conecta y redefine los límites de nuestros cuerpos (Hickey-Moody, 2016). La implicación de lo artístico, el fluir y la solidificación de las relaciones, la coincidencia de límites personales subjetivos, la posibilidad de cruce de determinadas fronteras para alejarse o acercarse a otras, etc. La repetición de nuestras actividades, basadas en relaciones entre territorios, fragmentos de unos enredados en los otros, da lugar a una reterritorialización conjunta. Después, el contacto de lo físico, los movimientos ya compartidos, el respirarse entre posibles amistades, la confianza ya generada como voluntad de seguir siendo presente y comprometerse a colaborar y crear un nosotres, diminuto pero sentido.
En este taller de cinco días, y en la propuesta anual, aspiramos a vivir este tipo de cambios, compartirlos y ver qué nuevos espacios nos permiten descubrir y albergar. El taller buscará lo común, que se pactará a partir de la expresa intención de todas las integrantes a participar, tanto las personas internas, las artistas en residencia de Roca Umbert como las voluntarias locales e internacionales a dedicar su tiempo libre a asistir a los encuentros. Será un espacio que abriré con la propuesta de que sea sentido como seguro desde el inicio, dando cabida y la bienvenida a todas las formas de ser en esos momentos, planteando la subjetividad como algo abierto. Promover e intentar perseverar en este estado de seguridad puede que contribuya a encontrar dinámicas más libres, no moduladas, y que puedan experimentar el cambio. Ciertamente, no se pueden alienar las diferentes posiciones de poder, el contexto institucional en el que tendrá cabida, las devoluciones o beneficios que obtendrá cada una por verse vinculada a los talleres, etc. Aún así, desde la no inocencia, insistir en la construcción de un ambiente otro compartido.
Las primeras partes de todas las sesiones estarán dedicadas a juegos dinámicos en los que nos interrelacionaremos y trabajaremos la interdependencia, valorando la importancia del concepto desde los planteamientos de Athanasiou y Butler (Cano, 2017). Habitaremos el espacio construyendo intimidades de forma lenta, día a día.
En un segundo momento, seleccionaremos conjuntamente 5 obras del archivo digital del MNAC, en principio, una por día. Reproduciremos sus piezas de arte en una sala del CPJ, transportando el ambiente y transponiendo las fronteras. Dicha proyección sigue de las ideas de B. Groys para dar vida virtual a aquello que no está presente. Groys recupera el concepto de archivo para situar toda esa documentación del día a día en el centro de atención. La posibilidad de archivo en el sistema biopolítico actual elimina la distancia entre el pasado y el futuro, entre memoria y proyecto, permitiendo que la vida sea reproducida siempre que alguien quiera emprender tal reproducción (Groys, 2002).
En cada sesión trataremos una obra distinta seleccionada conjuntamente de entre el catálogo que ofrece el MNAC, dándonos, posteriormente, un momento para respirar y sentir sus afectaciones sobre nosotras o bloques de sensaciones que se desprenden. A partir de las diferentes experiencias, resignificaremos el espacio conjuntamente. En el centro de la sala tendremos el diario colectivo en el que poder dejar ir aquello que nos pase con calma para tomar distancia. También se puede hacer el proceso a la inversa, compartir en voz alta entre todas y anotar aquello que queremos destacar, dando cuenta de dónde están las fronteras, qué quedará dentro y qué fuera en el grupo, cuáles serán nuestros filtros para no caer en dinámicas de exclusión repentinas. En consecuencia, sea cual sea el salto, de lo individual a lo colectivo o viceversa, poder observar entre todas cómo hemos percibido, cómo nos afecta y qué nos permite pensar. La obra es un paso al diálogo guiado por una razón pasional, como la que nos sugiere Spinoza (Camps, 2011). Me interesa subrayar esta posibilidad de lo colectivo a partir del concepto de “acción” (Cano, 2017:267) de Arendt para concebir al “yo” en tanto que pluralidad a partir del ponerse en relación. Se produce aquí una ruptura entre la tensión grupal dinamizada del inicio, la energía del movimiento físico, y la atención por las conexiones corporales respecto de los bloques de sensaciones en los cuales nos detenemos posteriormente.
Los discursos individuales manuscritos, las conexiones cartográficas colectivas resultantes del diario, el reescribir, el añadir un dibujo y muchas más son las investigaciones que puede llevar el grupo a cabo para imaginar formas y discursividades de lo común. Seguidamente, excavaremos los conceptos que hayamos retenido como un flash latente fruto de un pensar compartido, rescatando la metodología de El Desenterrador (Societat Doctor Alonso, s.f.).
El desenterrador pone la mirada en la palabra, su corpología y su relación con el cuerpo y la acción.
Como su nombre indica es una herramienta que sirve para desenterrar palabras en sentido real y figurado.
La corpología de las palabras es aquella propiedad que tienen no solo de crear y señalar el mundo físico, sino la de generar un mundo ético, un sistema político y un orden social.
Este proyecto quiere indagar en la estrecha y cambiante relación que se produce entre las palabras y su uso, y las acciones que de ellas se derivan. Una relación de ida y vuelta que da sentido y cuerpo a nuestra forma de habitar el mundo. (Societat Doctor Alonso, s.f.)
Es importante recuperar esta metodología que ya es conocida por algunos internos como espacio de seguridad, siempre crítico, que podrían liderar, transgrediendo el orden de la subalternidad por la autonomía. Para excavar, la Societat Doctor Alonso prevé las siguientes reglas:
Para realizar una excavación en grupo son necesarias seis sillas en círculo en el centro de la sala, rodeadas de dos círculos mes de sillas donde puedan sentarse todos los participantes.
NORMAS A SEGUIR
1. El silencio inicial.
Sirve para dar espacio y tiempo a todos los excavadores para sintonizar, limpiar los prejuicios e ideas preconcebidas y favorecer la concentración y la escucha.
2. Seguir el otro
Tengo que dar validez a las “paladas” de mis compañeros e intentar, siempre que pueda, seguir por el camino o lugar que sus intervenciones sugieren. Sólo me resistiré con fuerza a esta herramienta si siento que este camino propuesto desvía completamente al grupo del objeto de la excavación. (Profundizar en la palabra dicha).
3. Preguntar
• Porque no he entendido algo que alguien ha dicho. (Puedes repetir?)
• Porque quiero que algo que se ha dicho se vuelva a oír. (Puedes repetir?)
• Porque quiero que se vuelva a oír una secuencia de afirmaciones de varios excavadores. (Puede repetir desde …?)
• Para ayudar a un excavador a explicar mejor o definir un término o lo que ha dicho. (La pregunta de la precisión).
4. No utilizar las palabras
YO, PIENSO, CREO.
5. Evitar palabras como
DEPENDE, SI PERO …, ES RELATIVO, ….que tienden a diluir las paladas.
6. Cuando una palabra o pensamiento cristaliza podemos:
• Hacer un silencio amplio para que su eco se oiga.
• Repetir varias veces, en forma de mantra, canon o canción para destacarlo.
7. Materializar la palabra durante la excavación.
Lograr mediante una acción física o verbal que el significado o sustancia de la palabra que estamos excavando se convierta en acción viva durante la excavación.
(Ejemplo: “Me cago en dios !! = iracundia)
8. Hacer una distinción.
Distinguir entre dos palabras que se están usando para referirse a lo mismo o en paralelo en una determinada excavación. Al hacerlo he de optar por una de ellas y profundizar en su significado.
9. El tiempo muerto
El director de la excavación podrá en su momento conceder a los excavadores la potestad de tomarse un tiempo muerto, en el que se podrán reunir en el centro del círculo y evaluar la excavación y acordar un punto desde el que seguir.
10. La silla vacía
• En todo círculo de excavación habrá seis sillas. Una de ellas vacía. Esta silla podrá ser ocupada por un excavador o por un espectador en cualquier momento de la excavación.
• Cuando entra un nuevo excavador uno de los que está trabajando tiene que salir. De modo que siempre haya una silla vacía.
• El nuevo excavador puede hacer dos cosas:
- Intervenir inmediatamente en la excavación realizando una palada clara y afirmativa que profundice.
- No hablar. Si es ésta su actitud los demás excavadores respetaran entonces un periodo de silencio significativo. (Societat Doctor Alonso, s.f.).
La imagen de la dinámica es aquella en que las personas situadas en el centro, que se van cambiando de forma voluntaria e intermitente, relacionan términos siguiendo unas pautas por las que se genera un discurso compartido, prescindiendo del uso individual del “yo”. Traigo esta práctica porque permite recabar y urdir giros entorno aquello que estamos enfocando conjuntamente. Es importante tener en cuenta la visión de Spinoza en torno a los afectos alegres, en tanto que potenciadores de la acción de los cuerpos, y mantener ese eco para suscitar algún desplazamiento afectivo y pensar maneras otras, lo nómade, distanciándonos de las reiteraciones diarias en el CPJ o en las vidas personales de las voluntarias, abriendo la subjetividad entre todas. Un ritornelo común que reterritorialice.
Todas las sesiones están abiertas a que internos, voluntarias, artistas en residencia, monitoras, guardias de vigilancia, quien sea, pueda aportar material. Traer un recuerdo que se quiera compartir, recuperar unas latas de refresco, una canción que nos fascina, un movimiento con el cuerpo que se ha quedado latente después de los primeros juegos del inicio, cualquier cosa que nos haya interpelado. Es interesante parar atención aquí a los procesos fronterizos que se orquestarán alrededor de los movimientos del filtraje de materiales, sobretodo con respecto de aquellos que sean traídos de afuera hacia adentro del CPJ. Los controles en la entrada, las listas que se envían previamente con el inventario, requisamientos, apropiación por parte de algunos internos durante los talleres. Observar los procesos por los cuales a estos bienes o mercancías se les atribuye o no valor, se revalorizan, etc.
En base a todo eso que somos nosotras, lo que nos define como grupo y, posiblemente partiendo de propuestas procesuales de las artistas en residencia, la monitora o alguien que haya querido preparar algo para aquel día; elaboraremos una obra artística colaborativa. Esta sería nuestra respuesta a la pieza proyectada del MNAC, fruto de un afecto compartido. Las técnicas son libres: están abiertas a lo que nuestra imaginación compartida y nuestros cuerpos sean capaces de plasmar. También, experimentaremos metodologías propuestas por las artistas en residencia y las educadoras de arte del CPJ. Todas las piezas seguirán presentes en el espacio y entrarán inmediatamente en diálogo con el ahora del proceso y el después del posible resultado. Imaginaremos y crearemos teniendo en cuenta los “conocimientos situados” de Donna Haraway (1995), por la cual narramos desde una posición concreta, local, íntima y no escindida del tiempo. Aquí y ahora. Lo más interesante es cómo todo el taller está atravesado por un diálogo y un repensar lo común que se multiplica. Del cómo me o nos interpela a cómo se relacionan las obras seleccionadas el MNAC entre sí, cómo lo hacen aquellas que originemos, qué discusión entrañan en su conjunto que aumenta a medida que hacemos más talleres, cómo vamos y venimos de una obra a otra, etc. En todo momento, se puede volver sobre el diario colectivo para reanotar, se puede dar un paso atrás para coger distancia y escribir sobre un diario personal. Ciertamente, tanto la falta de costumbre como el contexto rígido del CPJ puede ser una limitación intermitente en la apertura de la subjetividad y es siempre importante sentirse a salvo para marcar pedazos, huellas, del recorrido del taller. El proceso de creación sería grabado por el grupo con la ayuda del Laboratori de Creació Audiovisual (LaCA) del propio CPJ.
Finalmente, sería muy interesante poder tener un quinto encuentro en que se lleve el material al MNAC. La disposición de las obras, como cualquier otro elemento, puede ser redefinida. Sin embargo, me lanzo a la recuperación de la exclusión fronteriza de panóptico entre internos y subjetividades migradas, entre pieldemuseo y el CPJ. Evidenciar los límites, no alterar el sentido de los discursos culturales y del capital que generan relaciones determinadas en el espacio del Museo. Por ello, propongo exponer las obras en el exterior, quizá, incluso, debajo de las escaleras. Dentro, delante de las obras de la colección que habían inspirado el proceso, proyectar las imágenes del proceso de las obras creadas como respuesta grupalmente en los talleres. Devolver al MNAC su propia apertura desde el detalle, no la mirada hegemónica de la obra acabada sino desde el devenir constante de recreación. Los adentros se encuentran yendo de proyección a proyección, de la imagen audiovisual sobre la pared proveniente del centro penitenciario al proyecto artístico elaborado colectivamente fuera del museo. Me gustaría que se realizara una visita, no tiene por que ser guiada sino compartida, entre el grupo de los talleres y el resto de personas que confluyen en las territorialidades previamente a su reterritorialización. Esto es, quien transita y habita Roca Umbert, el CPJ, SCI Cat y el MNAC. Establecerse allí mismo, por afinidad o por simpatía, pequeños grupos o incluso parejas peripatéticas. Andar colectivamente desde lo íntimo, resignificando y reterritorializando el espacio, creando otro “en-casa”. Relatando tal vez qué está en juego de sí misma en esas obras, qué es lo que se retiene de la experiencia, qué es lo que se ha visto o sentido en otros lugares, con qué se relaciona, con qué otras cosas del mundo permite conectarse (Deleuze y Guattari, 2004). Intercambio de los lugares de vida. “Caminar como creación artística” (Roa-Corredor, 2015: 271) colectiva, concepción del arte en tanto que geografía.
Antes de levantar el menhir -llamado en egipcio benben, la primera piedra que surgió del caos-, la humanidad [masculino en el original] poseía una manera simbólica con la cual transformar el paisaje. Esta manera era el andar, una acción fatigosamente aprendida durante los primeros meses de vida, que se convertiría más tarde en un acto que dejaba de ser consciente y pasaba a ser natural, automático. A través del andar la humanidad [masculino en el original] empezó a construir el paisaje natural que la rodeaba. (Careri, 2002: 19; en Roa-Corredor, 2015: 271)
Superposición de mesetas, solapamiento de estratos, pliegues. Remitiéndonos a imágenes del denominado land art, sobretodo a aquellas del artista belga Francis Alÿs en que:
Vuelve continuamentre sobre sus obras, las retoma y las modifica, en un puro ejercicio dinámico y circular, al igual que en el ritornelo (territorialización-desterritorialización-reterritorialización) […] la posibilidad de volver sobre sí mismo, de retornar sobre sus propios pasos y que, con todo, la experiencia sea distinta, unicidad que deviene en multiplicidad en la creación de preceptos, que solo puede ser experimentada en el plano de inmanencia de las emociones. (Roa-Corredor, 2015: 272)
Desbordar el espacio fronterizo, a pesar que en su reterritorialización amanezcan nuevas fronteras propias del conflicto enunciando por Mouffe y Latour desde la Democracia Radical (2001). Pensar el territorio desde el movimiento, colocar las obras como mesetas de una nueva y nuestra orquestra más allá del valor de cambio, lo artístico de la acción de caminar juntas, invitar a los cruces entre delimitaciones. “[…] el camino, los pasos, las huellas, los trazos fungen como punto de partida en la creación artística; la acción de caminar deviene en la creación del territorio que, con Deleuze, es el punto de emergencia del arte, trazando distintas fronteras” (Roa-Corredor, 2015: 272). Ocupación de la ausencia en el “-Museo-” de la propia separación ortográfica que lo divide, desde la ausencia material de las obras proyectadas, sólo un reflejo lumínico, desde el afecto que se haya podido formar en el grupo durante los talleres y que puedan activar, posicionándose en las salas expositivas. Subversión del orden estático de reposo o de mirador a ser fotografiado del exterior del MNAC, ampliación de los discursos museísticos y reapropiación del espacio desde lo múltiple, sin alienar a lo que resta del margen fronterizo como excluido y colectivo al cual mediar para su integración. Generación de alianzas que puedan desplazarse a otros lugares. Abrir y dejar abierto, como una meseta que no empieza ni acaba.
DE LOS LÍMITES
Este proyecto activista sostiene una perspectiva afectiva que estalla en pequeñas esquirlas en algunos puntos clave.
La propuesta parte de un proyecto de afectos, experiencias y vínculos personales. Puede que el propio diseño y planteamiento, por los marcos acotados de tiempo de las sesiones, perturben la posibilidad de acción y maniobra de las personas que colaboren. Por ello y para potenciar el valor de los talleres, pese a que las actividades tengan unas líneas definidas, el sentido del taller puede deformarse y transformarse en cada momento. Seguiremos nuestro devenir, pero le pondremos conciencia de forma grupal, sin olvidar a Spinoza.
Otra de las dificultades es observar y cerciorarse de que se ha producido algún afecto común o individual. Un parpadeo, un giro en el sentido de la actividad o un rumor pueden marcar ese punto de inflexión. Estar abierta a seguirlo y aceptarlo es el reto que me conllevará cuando suceda, más allá de la planificación.
Por último, me hubiera gustado que la propuesta pedagógica pudiera estar a la altura de la situación, para subvertir el orden inmediato de las cosas y apostar por un acompañamiento de los afectos. Los límites temporales de esta propuesta inicial previa al programa anual, la rigidez institucional y los marcos en que las definen, el cruce fronterizo que nos pueda estallar en la cara (lo intercultural, el capital, lo cultural, lo disciplinario, etc.), los intereses de los distintos territorios, la fragilidad de algunas relaciones ya señaladas, las posicionalidades tan diversas, el retorno a percibir, las cuestiones logísticas y el financiamiento de la actividad, pueden resultar, sin duda, un contrapunto.