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RETERRITORIALIZACIÓN

 

 

RASTROS DE RETERRITORIALIZACIÓN

 

 

Esta colaboración con el Centre Penitenciari de Joves pretende articular una programación de actividades artísticas que sirvan de hilo conductor para el campo de voluntariado de verano. Se previeron una programación de cinco talleres como primera prueba tras la que evaluar, repensar y modificar conjuntamente la forma y contenido. Posteriormente, se planteaba un proyecto anual, de largo recorrido, que empezara en septiembre y que fuera susceptible de pedir una subvención pública al Departament de Justícia de la Generalitat que abre los concursos a finales de año.

 

           El workcamp veraniego ya lleva más de diez ediciones desde que Gemma Rubio, educadora del CPJ y voluntaria de SCI, lo iniciara. Pero el esfuerzo de hacer horas extra, coordinarse con el resto de servicios internos y mantener la energía y motivación con recursos escasos, es muy exigente. En las pasadas tres ediciones, Gemma pasó el relevo del campo de trabajo a sus compañeras, que se han ido alternando o substituyendo. Tanto las tensiones internas del centro como las condiciones laborales inestables de algunas trabajadoras, han implicado una creciente falta de coordinación de las actividades del workcamp por parte del CPJ.

 

           La propuesta la presenté a la responsable de proyectos de Voluntariado de SCI, Júlia Mullerat, quien me sugirió plantear mis ideas a la Junta de la Asociación para que decidieran si era conveniente. Sus dudas iniciales recaían sobre el papel de la organización en relación al CPJ. SCI aboga una cultura de paz que se aleja mucho de los elementos característicos del sistema penitenciario español. El hecho de desarrollar un proyecto vinculado a una institución amparada por dicho marco legal podría contradecir el trabajo de la propia entidad en otros campos. Espacios fronterizos, orificios. El proceso se fue dilatando varios meses y la propuesta no acabó de aterrizarse.

 

           El campo de voluntariado “Open doors, open minds” es sin duda uno de los más particulares en la oferta veraniega europea. Brinda la oportunidad de compartir tiempo, dedicación y esfuerzo en actividades con los internos, pero con la condición de libertad garantizada: poder entrar, observar y salir. Pese a todas las contradicciones que esta posición genera desde perspectivas situadas en las pedagogías críticas es, no obstante, una posibilidad de investigación etnográfica muy compleja y una experiencia muy apreciada, siempre vivida desde el privilegio. Pese a ello, cada año más, se tienen dificultades para encontrar participantes internacionales que quieran lanzar su inscripción.

 

           Para poder presentar un proyecto a un Centre Penitenciari es necesario contactar con la Secretaria de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima. El coordinador técnico del CPJ, Antonio Bielsa, me facilitó el contacto de varias de las técnicas responsables. Finalmente, acabé hablando por teléfono e intercambiando bastantes emails con Anna María Sanjuan, Tècnica de la Unitat de Programes d'Intervenció Generalista. Fue ella quien me ayudó a solventar todas las dudas logísticas sobre el proyecto desde la temporización, las posibilidades materiales de las actividades, el seguro que debe gestionar la entidad para poder entrar al Centre, la viabilidad de coordinarme con la educadora artística que tiene actividad regular dentro del CPJ, etc. Hicimos varios Skypes con más técnicas de la Secretaria en las que el trato fue siempre cordial.

 

           Desde el primer momento, a diferencia del MNAC, el Departament de Justícia fue muy accesible y se mostró disponible, llegando a establecer contacto a través del número personal y fuera del horario de trabajo. La predisposición a activar un detonante artístico en el CPJ las mantuvo muy motivadas, ofreciendo siempre acompañamiento y apoyo a mis consultas y necesidades.

 

           Una vez envié y fue revisada mi propuesta, Anna María Sanjuan me contactó sorprendida y alegre a la vez. Justo dos días antes, habían tenido una reunión con otro departamento del MNAC con la finalidad de emprender un proyecto colaborativo con centros penitenciarios que incluyera las visitas de los internos al Museo. Entusiasmada, contacté con el MNAC para pedir más información. Mientras, establecíamos una reunión con Justícia y el CPJ para acabar de confirmar todos los puntos del programa por todas las partes para el día 17 de marzo. En paralelo, el MNAC me respondió que tenían reuniones internas y que me mantendrían al día de posibles confluencias entre ambos proyectos. Esa reunión jamás se realizó. Estado de alarma. Gestión estatal. Confinamiento. Aplausos a las 20 horas. #QuédateEnCasa.

 

TEORÍAS DE APOYO SUBVERSIVAS

 

 

DE LO COLABORATIVO

 

 

Uno de los elementos claves a traer y subrayar en esta propuesta son los las prácticas colaborativas. Para ello, me sirvo de la revisión exhaustiva que Aida Sánchez de Serdio desarrolla en su tesis doctoral La política relacional en las prácticas artísticas colaborativas: cooperación y conflicto en el desarrollo de un proyecto de vídeo comunitario (2007).

 

           Una de las cuestiones principales a tener en cuenta y que rescato directamente de los pensamientos de Sánchez de Serdio, es un cierto distanciamiento respecto al término comunidad. En tanto que la palabra acostumbra a anular las oposiciones que son la base de la política y las camufla alegremente por la cohesión y homogeneización de sus miembros, no me sirve. Teniendo en cuenta nuestro contexto reterritorializado, unas mesetas que aún integran, multiplicadas, las fronteras propias de sus territorios autónomos previos, es preciso hablar del espacio de la sociabilidad. Dentro de esta propuesta artístico-pedagógica, desde la estética relacional que propuso Bourriaud, las relaciones constituidas por la sociabilidad pretenden dar lugar a momentos de convivencia construida y alternativa, librándose de los constreñimientos ideológicos (Sánchez de Serdio, 2007: 299). De nuevo, aquí, la crítica apunta a que dicha convivencia puede dejar a un lado el conflicto y, más aún, cuando los paisajes que acompañan esta actividad serán institucionales, bien el Museo como el CPJ. Por ello recupero a medias tintas estas apreciaciones, la intencionalidad de compartir una convivencia alternativa, y las sumo a aquellas de Bishop sobre el “antagonismo relacional” (Sánchez de Serdio, 2007: 301), reconociendo y evidenciando las relaciones que implican el conflicto y aquello que es reprimido por el capitalismo. Este punto intermedio estaría situado en un tercer espacio en que se reconocieran las posicionalidades de todas las incluidas, sin obviar los conflictos que ahí surjan, pero no centralizándolas en lo que a Bishop o Bourriaud se les echa en cara que es un papel decisorio central de la artista respecto del resto de sujetos que colaboran en una dinámica concreta. En pro de acercarnos a un espacio más común, teniendo en cuenta las limitaciones diferenciales de todos los territorios y agentes que se incluyen en la propuesta, planteo dejar las actividades bastante abiertas y sujetas al devenir. Además de problematizar las relaciones que surjan en términos políticos y las naturalezas institucionales de las que emergen y sus efectos sociales, asumir el privilegio. Esto es, aceptar nuestras posicionalidades y apreciar que para poner fin a estas desigualdades, por mi parte, tendría que renunciar a todo el entorno que me constituye, anulando cualquier posibilidad de construir alianzas o de acceder a recursos que las pudieran acompañar. Sánchez de Serdio recomienda, en lo que me interpela a pensar activamente, diferentes formas de retorno a cada una de las implicadas mediante capitales diversos. Ciertamente, los modos de devolución no son fáciles de discernir y sugerirían relaciones de explotación[1] entre quiénes son remuneradas, quiénes obtienen el reconocimiento y quiénes pueden ser invisibilizadas.

 

           En tanto que proyecto colectivo, entiendo que la base es el cuidado de las relaciones y subjetividades que formen parte. Resiguiendo la importancia que la frontera cómo método tiene en todo mi análisis, recupero a Gablik para señalar que estos límites entre yo y las otras son seguramente fluidos (Sánchez de Serdio, 2007: 325). No obstante, desde el inicio, es necesario prestar atención a que esta fluidez y su respectiva movilidad sea igual para todas. Mantener en el horizonte la estabilidad y fijación de las relaciones excluidas en el MNAC y en el CPJ; vendedores abajo, internos adentro. Tal vez como Deleuze, Guattari y Braidotti señalan para lo nómade, que el desplazamiento ocurra, aunque no físicamente (2004; 2000). Parto del no esencializar al otro bloqueando sus posibilidades otras de identificación, en contra de la rigidez y del estado de alarma que se genera entre los internos o la admiración por los vendedores en el MNAC. Con intensidad, situarme al lado de Kravagna y alejarme de ver al otro como lo desfavorecido y lo real, incorporado por las instituciones culturales una vez es adecuadamente representado por artistas y convertido en fantasía del compromiso ideológico (Sánchez de Serdio, 2007: 327). Algo que se percibe muy descaradamente en el MNAC, donde las técnicas del Departament d’Educació verbalizaron su interés en que me acercara a conversar con las subjetividades en condición de migradas como si ellas fueran las únicas con agencia para transformar la cultura dominante. Retengo significativamente a lo multicultural dentro de esta propuesta puesto que, como bien enuncia Bhabha, el otro al sujeto dominante eurocéntrico siempre pierde el poder de negar, de iniciar su propio deseo histórico o de establecer su discurso institucional y oposicional (Sánchez de Serdio, 2007: 320). Obviamente, uno de los efectos de los mecanismos del arte colaborativo es el de insertarse dentro de políticas de pacificación y gestión de la población para construir un tejido social basado en el consenso, privatizando la asistencia pública y alejándonos de los marcos que generan las desigualdades en primer término. Aquí me surgen ideas materiales para declarar la frontera desde el conflicto, estableciendo un diálogo, aunque en muchas ocasiones éste simplemente evidencia la relación el propio conflicto y no salva nada. Aprovecho para citar a Kester: “en muchos casos los conflictos sociales son frutos de una comprensión muy clara de las diferencias materiales, económicas y políticas” (2004: 182; en Sánchez de Serdio, 2007: 190). Partiendo de las ideas de Jean-Luc Nancy sobre la comunidad inoperativa, sin esencia, Kester se aventura a formular lo comunitario como “una identificación contingente, en la que los sujetos mantienen una cierta permanencia identitaria pero a la vez pueden comprometerse en prácticas dialógicas transformadoras”, siendo esa identidad provisional la que permitiría algún tipo de colaboración (Sánchez de Serdio, 2007: 190). Atención, lanzo una imagen visual: me imagino el Departament d’Educació y algunas subjetividades-turista en la parte superior de las escaleras gritando con megáfonos y, más debajo de las escaleras, el resto de subjetividades en condición de migradas. Evidenciar la frontera.

 

           Soy consciente, tras haber leído a Sánchez de Serdio y resiguiendo el pensamiento de Lacy, que el proyecto colaborativo es co-determinado en base a una relación específica de negociación, la cual hago evidente desde las primeras líneas de mi análisis. La democracia radical de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, nuevamente serviría para situar la apertura de las subjetividades híbridas, multiformes y cambiantes (Sánchez de Serdio, 2007: 353-357). En contra del sujeto plenamente racional y completo que participa en la política de las esferas públicas liberales, esferas separadas definidas por Kant o Habermas, se trata de movilizar e incluir el deseo y las pasiones en el proyecto democrático. Desde la “alteridad radical” (Sánchez de Serdio, 2007: 323) de Dia i Riedwig, intentar buscar el encuentro con la diferencia, si esta quiere, para cruzar ambas la frontera y aventurarnos en un deseo de dejarnos afectar. Probar de convertir, mediante prácticas artístico-pedagógicas si nos sirven, los asuntos privados en públicos teniendo siempre en cuenta la parcialidad de los acuerdos que se puedan tomar, pero no obviando nuestras diferencias. Sánchez de Serdio nos advierte aquí de ciertos límites como el de evitar traducir cualquier discusión como un antagonismo, la apropiación e instrumentalización de lo creativo como herramienta de toma de conciencia por las instituciones y, además, el riesgo de esencializar el conflicto entendiéndolo a partir de aquí como la única forma asumible de las relaciones (2007). Aunque haya una interpelación subjetiva, los consensos serán parciales en todo momento y cabrá rendir cuentas. Una de las tareas que retengo es la de representar el desacuerdo, detallando los relatos y las negociaciones, los procesos y las valoraciones de las actividades donde no haya una única voz relatora y sean las personas involucradas parlantes activas (Sánchez de Serdio, 2007: 394-400). Para tener en cuenta las diferencias, asumo desde el momento inicial el abrir espacios de debate para exponerlas en grupo, con las instituciones, con los internos, con todas, y ver qué se deriva. Sin embargo, me planteo cuáles son las formas propias de hablar desde el privilegio o desde la exclusión, si es esta acaso su contraria, si se puede también hablar desde ambas con la misma facilidad.

 

           Claramente, esta propuesta de intervención es un intento de alargar la presencia puntual y breve de contacto en el workcamp, en las salas del MNAC, en Roca Umbert. A sabiendas de que las transformaciones políticas, el establecimiento del cuidado en las relaciones, los procesos de aprendizaje, de afectividad y la búsqueda de objetivos compartidos requieren de periodos más largos. La importancia de esta propuesta de intervención no es solo artística pero además pedagógica y formativa, para todas las partes. Pese a cierto recelo ante mi propia posición como territorio nómada que ha atravesado la geografía de ¡A la deriva!, reterritorializándola, no quiero señalarme como una especie de mediadora paternalista en la cual reside toda capacidad de afectación o transformación alguna. Desde el cuidado a mí misma, valoro mis esfuerzos guiados por una voluntad de cambio, que no puede ser acontecida en solitario sino colectivamente, acompañándonos como grupo. Según Yúdice, compartiendo autoría de los procesos y comprendiendo el rol de todos y cada uno de los aspectos y niveles de la propuesta. A lo que Burguin seguiría dudando sobre la predisposición de las instituciones, en lo que aquí atañe al Museo y al CPJ, a aceptar las críticas que resulten del proceso (Sánchez de Serdio, 2007: 313).

 

[1] Yúdice recoge la etimología del término colaborar y sitúa su raíz en “labor”, trabajo, subrayando la susceptibilidad de tantas relaciones hacia una deriva de explotación (Sánchez de Serdio, 2007: 306).

TEORÍAS DE APOYO SUBVERSIVAS

 

 

PEDAGOGÍAS DE LAS AFECTAccIONES

 

 

Abordando esta vez Judith Butler y a Athena Athanasiou sobre la cuestión de la libertad, repito que el Museo es un lugar de tránsito de las vidas que sí importan. Esta convención normativa que estructura la realidad produce sujetos minorizados cuando no se corresponden con el ideal inmutable y autónomo de “hombre-blanco-macho-adulto-urbano-hablando una lengua standard-europeo-heterosexual” (Cano, 2017: 265). En el caso concreto del grupo de jóvenes internos, este matiz se agudiza. Puesto que son jóvenes desprovistos de libertad y que no encajan con ese ideal, refuerzan la descripción crítica que se elabora sobre el sujeto tradicional en Dispossession (2013) como un ser “contingente, incoherente, interdependiente, inestable, abierto al cambio, a la transformación y a la relación constitutiva con las otras” (Cano, 2017:266). 

 

           Butler y Athanasiou hablan de la “precariedad” (Cano, 2017: 267) de nuestra naturaleza en tanto que condición constitutiva. Somos seres interdependientes por lo que nuestra autonomía se encuentra limitada. No obstante, esta vulnerabilidad compartida de la cual partimos no se extrapola a horizontalidades político-sociales. Nuestras organizaciones y normas geopolíticas actúan de forma diferencial, ejerciendo violencias normativas sobre determinados colectivos que se hayan doblemente expuestos a la explotación o “precaridad” (Cano, 2017: 267). Esta población carece de las mismas redes de apoyo económico-sociales por convención. Relaciono la precaridad a la que muchos de los internos del centro penitenciario han sido expuestos y a la que siguen, dado que son excluidos.

 

           Dentro del propio Centre se reafirman infinitas políticas de performatividad. Normas, prácticas y ficciones regulatorias (Cano, 2017: 269) que reinstauran la hegemonía de convenciones inmutables y autónomas. La vulnerabilidad no existe o, al menos, no puede ser percibida, me aseguraban los internos a la hora de la comida. Segregaciones raciales, culturales e ideológicas. En este caso, me hago la misma pregunta que Butler y Athanasiou, “¿Cómo podemos agenciarnos críticamente de estos mecanismos performativos que, de alguna manera, y nunca totalmente, nos conforman, de manera que podamos ejercer una agencia crítica y transformadora?” (Cano, 2017: 271).

 

           Nuestra propuesta para trabajar los afectos parte de una voluntad de pensar de forma compartida en y entre todos los territorios y agentes implicados acerca de nuestra agencia crítica. Ciertamente, no podemos separarnos de las condiciones del entorno, humanas y no-humanas, que nos construyen. Por ello, cabe entender qué mecanismos actúan sobre nosotras para darnos espacio, qué fronteras pueden estar actuando según fuerzas de exclusión-inclusión, y así, “re-pensarnos y re-aparecer” (Cano, 2017: 273). Hacer de la sociedad y del centro penitenciario-Museo espacios que nos tengan en cuenta en nuestras múltiples formas y proyecciones. Habitando, de nuevo, en esa pausa, un espacio ortográfico para darnos lugar.

 

RETERRITORIALIZACIÓN

 

 

UNA PROPUESTA CONCRETA

 

 

La agencia crítica como apuesta de libertad guía todo mi planteamiento de taller pedagógico-artístico en el que se cruzan los sentidos de las exposiciones temporales o fijas del MNAC con las posiciones temporalmente excluidas de los internos y con nuestra presencia temporal como grupo de voluntades, voluntario.

 

          Siguiendo a Hickey-Moody y Deleuze (2016; 2004), quiero observar y tratar de dar cuenta de los afectos y de las relaciones afectivas a fin de propiciar nuevas formas de mirar, relatarse, construirse y de aprender de forma colectiva. Valoro enormemente la importancia de los diversos factores que envuelven las propuestas colaborativas. No basta sólo con que la temática de las actividades interpele a nivel identitario para activar la participación, sino que hay que contemplar el afecto como un “embodied change” (Hickey-Moody, 2016:261), una relación entre fuerzas y formas corpóreas que promueven el cambio, los movimientos de los cuerpos y subjetividades alternativas a partir de bloques de sensación: las percepciones, o sensaciones de fragmentos físicos de la pieza artística, y los afectos contextuales y subjetivos que estas percepciones generan. Dichos bloques de sensaciones que acompañan al arte tienen una fuerza que nos conecta y redefine los límites de nuestros cuerpos (Hickey-Moody, 2016). La implicación de lo artístico, el fluir y la solidificación de las relaciones, la coincidencia de límites personales subjetivos, la posibilidad de cruce de determinadas fronteras para alejarse o acercarse a otras, etc. La repetición de nuestras actividades, basadas en relaciones entre territorios, fragmentos de unos enredados en los otros, da lugar a una reterritorialización conjunta. Después, el contacto de lo físico, los movimientos ya compartidos, el respirarse entre posibles amistades, la confianza ya generada como voluntad de seguir siendo presente y comprometerse a colaborar y crear un nosotres, diminuto pero sentido.

 

           En este taller de cinco días, y en la propuesta anual, aspiramos a vivir este tipo de cambios, compartirlos y ver qué nuevos espacios nos permiten descubrir y albergar. El taller buscará lo común, que se pactará a partir de la expresa intención de todas las integrantes a participar, tanto las personas internas, las artistas en residencia de Roca Umbert como las voluntarias locales e internacionales a dedicar su tiempo libre a asistir a los encuentros. Será un espacio que abriré con la propuesta de que sea sentido como seguro desde el inicio, dando cabida y la bienvenida a todas las formas de ser en esos momentos, planteando la subjetividad como algo abierto. Promover e intentar perseverar en este estado de seguridad puede que contribuya a encontrar dinámicas más libres, no moduladas, y que puedan experimentar el cambio. Ciertamente, no se pueden alienar las diferentes posiciones de poder, el contexto institucional en el que tendrá cabida, las devoluciones o beneficios que obtendrá cada una por verse vinculada a los talleres, etc. Aún así, desde la no inocencia, insistir en la construcción de un ambiente otro compartido.

 

          Las primeras partes de todas las sesiones estarán dedicadas a juegos dinámicos en los que nos interrelacionaremos y trabajaremos la interdependencia, valorando la importancia del concepto desde los planteamientos de Athanasiou y Butler (Cano, 2017). Habitaremos el espacio construyendo intimidades de forma lenta, día a día.

 

           En un segundo momento, seleccionaremos conjuntamente 5 obras del archivo digital del MNAC, en principio, una por día. Reproduciremos sus piezas de arte en una sala del CPJ, transportando el ambiente y transponiendo las fronteras. Dicha proyección sigue de las ideas de B. Groys para dar vida virtual a aquello que no está presente. Groys recupera el concepto de archivo para situar toda esa documentación del día a día en el centro de atención. La posibilidad de archivo en el sistema biopolítico actual elimina la distancia entre el pasado y el futuro, entre memoria y proyecto, permitiendo que la vida sea reproducida siempre que alguien quiera emprender tal reproducción (Groys, 2002).

 

           En cada sesión trataremos una obra distinta seleccionada conjuntamente de entre el catálogo que ofrece el MNAC, dándonos, posteriormente, un momento para respirar y sentir sus afectaciones sobre nosotras o bloques de sensaciones que se desprenden. A partir de las diferentes experiencias, resignificaremos el espacio conjuntamente. En el centro de la sala tendremos el diario colectivo en el que poder dejar ir aquello que nos pase con calma para tomar distancia. También se puede hacer el proceso a la inversa, compartir en voz alta entre todas y anotar aquello que queremos destacar, dando cuenta de dónde están las fronteras, qué quedará dentro y qué fuera en el grupo, cuáles serán nuestros filtros para no caer en dinámicas de exclusión repentinas. En consecuencia, sea cual sea el salto, de lo individual a lo colectivo o viceversa, poder observar entre todas cómo hemos percibido, cómo nos afecta y qué nos permite pensar. La obra es un paso al diálogo guiado por una razón pasional, como la que nos sugiere Spinoza (Camps, 2011). Me interesa subrayar esta posibilidad de lo colectivo a partir del concepto de “acción” (Cano, 2017:267) de Arendt para concebir al “yo” en tanto que pluralidad a partir del ponerse en relación. Se produce aquí una ruptura entre la tensión grupal dinamizada del inicio, la energía del movimiento físico, y la atención por las conexiones corporales respecto de los bloques de sensaciones en los cuales nos detenemos posteriormente.

 

           Los discursos individuales manuscritos, las conexiones cartográficas colectivas resultantes del diario, el reescribir, el añadir un dibujo y muchas más son las investigaciones que puede llevar el grupo a cabo para imaginar formas y discursividades de lo común. Seguidamente, excavaremos los conceptos que hayamos retenido como un flash latente fruto de un pensar compartido, rescatando la metodología de El Desenterrador (Societat Doctor Alonso, s.f.).

 

El desenterrador pone la mirada en la palabra, su corpología y su relación con el cuerpo y la acción.
Como su nombre indica es una herramienta que sirve para desenterrar palabras en sentido real y figurado.

           La corpología de las palabras es aquella propiedad que tienen no solo de crear y señalar el mundo físico, sino la de generar un mundo ético, un sistema político y un orden social.

           Este proyecto quiere indagar en la estrecha y cambiante relación que se produce entre las palabras y su uso, y las acciones que de ellas se derivan. Una relación de ida y vuelta que da sentido y cuerpo a nuestra forma de habitar el mundo. (Societat Doctor Alonso, s.f.)

 

           Es importante recuperar esta metodología que ya es conocida por algunos internos como espacio de seguridad, siempre crítico, que podrían liderar, transgrediendo el orden de la subalternidad por la autonomía. Para excavar, la Societat Doctor Alonso prevé las siguientes reglas:

 

Para realizar una excavación en grupo son necesarias seis sillas en círculo en el centro de la sala, rodeadas de dos círculos mes de sillas donde puedan sentarse todos los participantes.

 

NORMAS A SEGUIR

 

1. El silencio inicial.

Sirve para dar espacio y tiempo a todos los excavadores para sintonizar, limpiar los prejuicios e ideas preconcebidas y favorecer la concentración y la escucha.

 

2. Seguir el otro



Tengo que dar validez a las “paladas” de mis compañeros e intentar, siempre que pueda, seguir por el camino o lugar que sus intervenciones sugieren. Sólo me resistiré con fuerza a esta herramienta si siento que este camino propuesto desvía completamente al grupo del objeto de la excavación.  (Profundizar en la palabra dicha).

 

3. Preguntar



•  Porque no he entendido algo que alguien ha dicho. (Puedes repetir?)
• Porque quiero que algo que se ha dicho se vuelva a oír. (Puedes repetir?)
• Porque quiero que se vuelva a oír una secuencia de afirmaciones de varios excavadores. (Puede repetir desde …?)
• Para ayudar a un excavador a explicar mejor o definir un término o lo que ha dicho. (La pregunta de la precisión).

 


4. No utilizar las palabras

YO, PIENSO, CREO.

 



5. Evitar palabras como
DEPENDE, SI PERO …, ES RELATIVO, ….que tienden a diluir las paladas.

 

6. Cuando una palabra o pensamiento cristaliza podemos:

•  Hacer un silencio amplio para que su eco se oiga.

• Repetir varias veces, en forma de mantra, canon o canción para destacarlo.

  •  

7. Materializar la palabra durante la excavación.

Lograr mediante una acción física o verbal que el significado o sustancia de la palabra que estamos excavando se convierta en acción viva durante la excavación.
(Ejemplo: “Me cago en dios !! = iracundia)

 

8. Hacer una distinción.

Distinguir entre dos palabras que se están usando para referirse a lo mismo o en paralelo en una determinada excavación. Al hacerlo he de optar por una de ellas y profundizar en su significado.

 

9. El tiempo muerto



El director de la excavación podrá en su momento conceder a los excavadores la potestad de tomarse un tiempo muerto, en el que se podrán reunir en el centro del círculo y evaluar la excavación y acordar un punto desde el que seguir.

 

10. La silla vacía

• En todo círculo de excavación habrá seis sillas. Una de ellas vacía. Esta silla podrá ser ocupada por un excavador o por un espectador en cualquier momento de la excavación.

• Cuando entra un nuevo excavador uno de los que está trabajando tiene que salir. De modo que siempre haya una silla vacía.

• El nuevo excavador puede hacer dos cosas:

 

  • Intervenir inmediatamente en la excavación realizando una palada clara y afirmativa que profundice.
  • No hablar. Si es ésta su actitud los demás excavadores respetaran entonces un periodo de silencio significativo. (Societat Doctor Alonso, s.f.).

 

           La imagen de la dinámica es aquella en que las personas situadas en el centro, que se van cambiando de forma voluntaria e intermitente, relacionan términos siguiendo unas pautas por las que se genera un discurso compartido, prescindiendo del uso individual del “yo”. Traigo esta práctica porque permite recabar y urdir giros entorno aquello que estamos enfocando conjuntamente. Es importante tener en cuenta la visión de Spinoza en torno a los afectos alegres, en tanto que potenciadores de la acción de los cuerpos, y mantener ese eco para suscitar algún desplazamiento afectivo y pensar maneras otras, lo nómade, distanciándonos de las reiteraciones diarias en el CPJ o en las vidas personales de las voluntarias, abriendo la subjetividad entre todas. Un ritornelo común que reterritorialice.

 

           Todas las sesiones están abiertas a que internos, voluntarias, artistas en residencia, monitoras, guardias de vigilancia, quien sea, pueda aportar material. Traer un recuerdo que se quiera compartir, recuperar unas latas de refresco, una canción que nos fascina, un movimiento con el cuerpo que se ha quedado latente después de los primeros juegos del inicio, cualquier cosa que nos haya interpelado. Es interesante parar atención aquí a los procesos fronterizos que se orquestarán alrededor de los movimientos del filtraje de materiales, sobretodo con respecto de aquellos que sean traídos de afuera hacia adentro del CPJ. Los controles en la entrada, las listas que se envían previamente con el inventario, requisamientos, apropiación por parte de algunos internos durante los talleres. Observar los procesos por los cuales a estos bienes o mercancías se les atribuye o no valor, se revalorizan, etc.

           

           En base a todo eso que somos nosotras, lo que nos define como grupo y, posiblemente partiendo de propuestas procesuales de las artistas en residencia, la monitora o alguien que haya querido preparar algo para aquel día; elaboraremos una obra artística colaborativa. Esta sería nuestra respuesta a la pieza proyectada del MNAC, fruto de un afecto compartido. Las técnicas son libres: están abiertas a lo que nuestra imaginación compartida y nuestros cuerpos sean capaces de plasmar. También, experimentaremos metodologías propuestas por las artistas en residencia y las educadoras de arte del CPJ. Todas las piezas seguirán presentes en el espacio y entrarán inmediatamente en diálogo con el ahora del proceso y el después del posible resultado. Imaginaremos y crearemos teniendo en cuenta los “conocimientos situados” de Donna Haraway (1995), por la cual narramos desde una posición concreta, local, íntima y no escindida del tiempo. Aquí y ahora. Lo más interesante es cómo todo el taller está atravesado por un diálogo y un repensar lo común que se multiplica. Del cómo me o nos interpela a cómo se relacionan las obras seleccionadas el MNAC entre sí, cómo lo hacen aquellas que originemos, qué discusión entrañan en su conjunto que aumenta a medida que hacemos más talleres, cómo vamos y venimos de una obra a otra, etc. En todo momento, se puede volver sobre el diario colectivo para reanotar, se puede dar un paso atrás para coger distancia y escribir sobre un diario personal. Ciertamente, tanto la falta de costumbre como el contexto rígido del CPJ puede ser una limitación intermitente en la apertura de la subjetividad y es siempre importante sentirse a salvo para marcar pedazos, huellas, del recorrido del taller. El proceso de creación sería grabado por el grupo con la ayuda del Laboratori de Creació Audiovisual (LaCA) del propio CPJ.

 

           Finalmente, sería muy interesante poder tener un quinto encuentro en que se lleve el material al MNAC. La disposición de las obras, como cualquier otro elemento, puede ser redefinida. Sin embargo, me lanzo a la recuperación de la exclusión fronteriza de panóptico entre internos y subjetividades migradas, entre pieldemuseo y el CPJ. Evidenciar los límites, no alterar el sentido de los discursos culturales y del capital que generan relaciones determinadas en el espacio del Museo. Por ello, propongo exponer las obras en el exterior, quizá, incluso, debajo de las escaleras. Dentro, delante de las obras de la colección que habían inspirado el proceso, proyectar las imágenes del proceso de las obras creadas como respuesta grupalmente en los talleres. Devolver al MNAC su propia apertura desde el detalle, no la mirada hegemónica de la obra acabada sino desde el devenir constante de recreación. Los adentros se encuentran yendo de proyección a proyección, de la imagen audiovisual sobre la pared proveniente del centro penitenciario al proyecto artístico elaborado colectivamente fuera del museo. Me gustaría que se realizara una visita, no tiene por que ser guiada sino compartida, entre el grupo de los talleres y el resto de personas que confluyen en las territorialidades previamente a su reterritorialización. Esto es, quien transita y habita Roca Umbert, el CPJ, SCI Cat y el MNAC. Establecerse allí mismo, por afinidad o por simpatía, pequeños grupos o incluso parejas peripatéticas. Andar colectivamente desde lo íntimo, resignificando y reterritorializando el espacio, creando otro “en-casa”. Relatando tal vez qué está en juego de sí misma en esas obras, qué es lo que se retiene de la experiencia, qué es lo que se ha visto o sentido en otros lugares, con qué se relaciona, con qué otras cosas del mundo permite conectarse (Deleuze y Guattari, 2004). Intercambio de los lugares de vida. “Caminar como creación artística” (Roa-Corredor, 2015: 271) colectiva, concepción del arte en tanto que geografía.

 

Antes de levantar el menhir -llamado en egipcio benben, la primera piedra que surgió del caos-, la humanidad [masculino en el original] poseía una manera simbólica con la cual transformar el paisaje. Esta manera era el andar, una acción fatigosamente aprendida durante los primeros meses de vida, que se convertiría más tarde en un acto que dejaba de ser consciente y pasaba a ser natural, automático. A través del andar la humanidad [masculino en el original] empezó a construir el paisaje natural que la rodeaba. (Careri, 2002: 19; en Roa-Corredor, 2015: 271)

 

           Superposición de mesetas, solapamiento de estratos, pliegues. Remitiéndonos a imágenes del denominado land art, sobretodo a aquellas del artista belga Francis Alÿs en que:

 

Vuelve continuamentre sobre sus obras, las retoma y las modifica, en un puro ejercicio dinámico y circular, al igual que en el ritornelo (territorialización-desterritorialización-reterritorialización) […] la posibilidad de volver sobre sí mismo, de retornar sobre sus propios pasos y que, con todo, la experiencia sea distinta, unicidad que deviene en multiplicidad en la creación de preceptos, que solo puede ser experimentada en el plano de inmanencia de las emociones. (Roa-Corredor, 2015: 272)

 

           Desbordar el espacio fronterizo, a pesar que en su reterritorialización amanezcan nuevas fronteras propias del conflicto enunciando por Mouffe y Latour desde la Democracia Radical (2001). Pensar el territorio desde el movimiento, colocar las obras como mesetas de una nueva y nuestra orquestra más allá del valor de cambio, lo artístico de la acción de caminar juntas, invitar a los cruces entre delimitaciones. “[…] el camino, los pasos, las huellas, los trazos fungen como punto de partida en la creación artística; la acción de caminar deviene en la creación del territorio que, con Deleuze, es el punto de emergencia del arte, trazando distintas fronteras” (Roa-Corredor, 2015: 272). Ocupación de la ausencia en el “-Museo-” de la propia separación ortográfica que lo divide, desde la ausencia material de las obras proyectadas, sólo un reflejo lumínico, desde el afecto que se haya podido formar en el grupo durante los talleres y que puedan activar, posicionándose en las salas expositivas. Subversión del orden estático de reposo o de mirador a ser fotografiado del exterior del MNAC, ampliación de los discursos museísticos y reapropiación del espacio desde lo múltiple, sin alienar a lo que resta del margen fronterizo como excluido y colectivo al cual mediar para su integración. Generación de alianzas que puedan desplazarse a otros lugares. Abrir y dejar abierto, como una meseta que no empieza ni acaba.

 

 

 

 

 

DE LOS LÍMITES

 

 

Este proyecto activista sostiene una perspectiva afectiva que estalla en pequeñas esquirlas en algunos puntos clave.

 

           La propuesta parte de un proyecto de afectos, experiencias y vínculos personales. Puede que el propio diseño y planteamiento, por los marcos acotados de tiempo de las sesiones, perturben la posibilidad de acción y maniobra de las personas que colaboren. Por ello y para potenciar el valor de los talleres, pese a que las actividades tengan unas líneas definidas, el sentido del taller puede deformarse y transformarse en cada momento. Seguiremos nuestro devenir, pero le pondremos conciencia de forma grupal, sin olvidar a Spinoza.

 

           Otra de las dificultades es observar y cerciorarse de que se ha producido algún afecto común o individual. Un parpadeo, un giro en el sentido de la actividad o un rumor pueden marcar ese punto de inflexión. Estar abierta a seguirlo y aceptarlo es el reto que me conllevará cuando suceda, más allá de la planificación.

 

           Por último, me hubiera gustado que la propuesta pedagógica pudiera estar a la altura de la situación, para subvertir el orden inmediato de las cosas y apostar por un acompañamiento de los afectos. Los límites temporales de esta propuesta inicial previa al programa anual, la rigidez institucional y los marcos en que las definen, el cruce fronterizo que nos pueda estallar en la cara (lo intercultural, el capital, lo cultural, lo disciplinario, etc.), los intereses de los distintos territorios, la fragilidad de algunas relaciones ya señaladas, las posicionalidades tan diversas, el retorno a percibir, las cuestiones logísticas y el financiamiento de la actividad, pueden resultar, sin duda, un contrapunto.

RETERRITORIALIZACIÓN

 

 

ISLAS EN EL HORIZONTE, ESTRELLAS EN LA MAR

 

 

Aquí se discuten y señalan las intencionalidades que concretan los lazos de reterritorialización de todos los territorios. Recoger estos objetivos que yo misma he marcado sirve para poder evaluar posteriormente. No obstante las múltiples finalidades cualitativas de esta propuesta que se presentan a continuación, bien es cierto que no se prevé un despliegue de indicadores que ordenen una evaluación efectiva. Toda justificación se ampara en los límites materiales de este Trabajo de Final de Máster y, además, en la brusca frenada que ha bloqueado este proyecto en la actualidad causada por la Covid-19. De todas formas, claro está que, durante el proceso, los lazos cambian, derivan, y la participación colectiva da pie a otras voluntades también a tener en cuenta, una a una. Es preferible, entonces, no cerrar los márgenes en direcciones sobre las que posar la mirada sino estar abiertas a observar otros desplazamientos o afectos que puedan ser significativos y no estuvieran previstos. Abrir la evaluación a las experiencias personales y a las motivaciones concretas de todas las personas involucradas, más allá de unos objetivos técnicos iniciales.

 

           En cuanto al CPJ, mi objetivo principal es el de generar una estructura similar a la de los proyectos de voluntariado en centros penitenciarios que conducen algunas Facultades universitarias con la idea de ofrecer una alternativa de tiempo libre en el fin de semana. En conversaciones con las propias educadoras del centro o algunos internos se había nombrado más de una vez que las actividades de los sábados estaban en manos de muchas organizaciones religiosas que siempre iban acompañadas de otro tipo de supeditaciones a posteriori.

 

           Por otra parte, también tenía la intención de dedicar esfuerzos a la formación de un grupo local plural e internacional vinculado al seguimiento de las actividades en el Centre y que sirviera como puente para el campo de trabajo de verano de las siguientes maneras:

  • Formación y talleres a las voluntarias internacionales durante el campo a partir de su vivencia anual en el CPJ.
  • Adhesión al campo de trabajo internacional como participantes locales con experiencia en el CPJ.
  • Que de su presencia prolongada en el CPJ puedan surgir relaciones de confianza que sean capaces de vincular a internos a participar en las actividades del campo con las voluntarias.
  • Motivar a algunos internos que tengan permiso para salir a participar en otros campos de trabajo en Europa, como ya se ha fomentado otras veces.
  • Propuesta de actividades para el campo promovidas, trabajadas y desarrolladas por la colaboración entre internos y voluntarias.
  • Apoyo logístico durante el desarrollo del campo en verano.
  • Realización de las actividades dentro de las horas de taller artístico y coordinación con la monitora recién incorporada.
  • Colaboración en la difusión y registro de la vivencia del campo. Relatos construidos de forma compartida.

 

           Desde Roca Umbert y en relación al resto de territorios, la propuesta estaba abierta a que artistas en residencia se involucraran, promoviendo su propia formación artístico-pedagógica. Esta idea surge del programa Transforma del Museo Reina Sofía que ya he comentado con anterioridad. Además, se esperaba que el vínculo local con el CPJ se reforzara, posibilitando encuentros, confianza y generando nuevos acuerdos que reconfiguraran, a largo plazo, los sentidos de los artístico-pedagógicos en ambos espacios.

 

           Los rumbos y oscilaciones imaginadas para el Museo eran las de encontrar espacios de diálogo que fueran más allá de los discursos ya tan repetidos en los procesos de mediación educativa analizados por Carmen Mörsch (2015). Apelo aquí a formas cercanas al “discurso transformativo” que busca el cambio social a partir de contextualizar el museo en su entorno local próximo, generando alianzas con otras esferas de acción que expandan las dimensiones de lo puramente institucional a partir de un trabajo conjunto (Mörsch, 2015:38-39). Se trataría, por lo tanto, de no solo quedarnos en la superficie de una formulación deconstructiva, la cual analizaría de forma crítica los propios procesos educativos invitando a públicos diversos, generalmente considerados como “excluidos”, a participar de forma puntual en intervenciones (Mörsch, 2015:38-39). Un intento de acercamiento a los “sistemas emergentes” (Johnson, 2003; en Parramon, 2018) que ya he mencionado.

 

           El retorno se prevé también respecto a tantas otras partes de este rizoma: a Servei Civil Internacional de Catalunya, para que pueda valorar los impactos y la importancia de esta propuesta en el sentido de su actividad; con las voluntarias de largo plazo que vienen cada año a esta asociación y puedan tener interés en vincularse; con Sílvia a cualquier nivel, si tiene voluntad de implicarse en algún espacio aprovechando su gran experiencia con la Fàbrica de Creació. También, con la UB en la medida en que pueda estar interesada en el desarrollo de esta propuesta e incluso la participación de otras alumnas en prácticas, etc. Se multiplican, corren las raíces tintineantes, hacia nuevos lugares tal vez narrables una vez tuviéramos la experiencia.